Llorad, las damas, sí Dios os vala.
Guillén Peraza quedó en La Palma
la flor marchita de la su cara.
No eres palma, eres retama,
eres ciprés de triste rama,
eres desdicha, desdicha mala.
Tus campos rompan tristes volcanes,
no vean placeres, sino pesares,
cubran tus flores los arenales.
Guillén Peraza, Guillén Peraza,
¿dó está tu escudo?, ¿dó está tu lanza?
Todo lo acaba la malandanza.
El castellano Guillén Peraza fue el primer comandante español que murió en un enfrentamiento con los canarios, durante un asalto fallido al reino de Aceró (caldera de Taburiente).
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